"aquellos mismos hombres que eran mantenidos tan rigurosamente a raya por la costumbre, el respeto, los usos, el agradecimiento y todavía más por la reciproca vigilancia, por la emulación inter pares, aquellos mismos hombres que, por otro lado, en su comportamiento recíproco mostraban tanta inventiva en punto a atenciones, dominio de sí, delicadeza, fidelidad, orgullo y amistad, no son hacia afuera, es decir, allí donde comienza lo extranjero, la tierra extraña, muchos mejores que animales de rapiña dejados sueltos"
Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Alianza 1995, págs. 46-47.
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